Amor mío:

Macondo. Un domingo de realismo mágico. Lluvia cerrada, quietud absoluta en la calle. Macondo y en mis visiones los que fueron danzan alrededor del fuego y los que fuimos en, con ellos; avivamos las llamas. No se ve (no se puede ver) a través de la cortina de agua, pero sí lo que en ella se refleja y todas las soledades se parecen y todos los silencios crujen de similar manera. Te regalo la música, que adorna el espacio, acaricia y calma; porque todo lo demás es certeza (latente), idea y deseo...eso ya lo sabe(s)mos. Tanta agua donada desde el cielo, ése del que te hablo siempre desde el amor; que lava al asfalto, al cemento de ésta, la ciudad de los tristes y egoístas corazones; tanta agua que finalmente purifica pero no santifica. Los árboles redivivos, en el aire se huele la humedad del alma y la esperanza se bebe al sol para devolverlo luego en tibieza, calor y compañía cuando sea el momento adecuado. Macondo y pienso en vos. Y decirte: te amo, completa, total, abarcativamente; con los grises, los blancos, los negros, la oscuridad, la luz. Te amo. Vos sos, en definitiva, mi realismo mágico. Buen domingo. Estamos.



 

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