Todo comienza con una reflexión. Perséfone y sus paradojas muestran que no siempre la lógica es la que nos rescata. La pintura es Démeter de luto por Perséfone, 1906 de William Morgan. Abrazo a la que lee.

Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos 
Corintios 5:7 

AUSUS SUM

Hace meses ya que estoy en donde quiero estar. Con todos sus sinos, con todas las dudas que socavan la certeza pero no la anulan. Hoy, en un momento reflexivo, me he mirado al espejo. He escrutado cada línea de mi rostro, cada arruga, la intensidad de mi mirada. Frente a frente, la mujer que soy, para el mundo, la que llevo en lo más recóndito de mi interior. De pronto, dejando que los pensamientos adquieran densidad por sí mismos pienso en las antinomias. Vida y muerte, luz y oscuridad. Amor y odio. Deseo y necesidad. Todos somos eso, desde  Perséfone. Centro la idea en la Diosa ¿Hay alguna otra Diosa más poderosa y simbólica? Guardiana de los secretos muertos, Reina del inframundo,  Diosa de la primavera. Cierro los ojos, trato de comprender esa conjunción de “muerte y vida”, Hades la convierte en su reina, siendo hija de Zeus, raptada y amada, no demuestra piedad más que una sola vez, Con Orfeo, sin embargo y pese a todo, ella es la diosa del renacer, de la re-parición que es la primavera. Vida versus muerte. Luz versus oscuridad. Frutos versus lo estéril. Abandono al espejo, me siento a la mesa y me sirvo una copa de vino. Miro un punto fijo en el techo mientras bebo un sorbo de la copa, sigo enlazando los pensamientos sobre el mito. Recuerdo que Démeter, su madre, desolada y encolerizada por el rapto de su hija arrasa con los campos, los hace estériles, no producen frutos, tanto que Zeus obliga a Hermes a rescatarla, a devolver a su hija al mundo de los vivos. ¿Cuánto tenemos, como mujeres, de Démeter, de Perséfone? Me lo pregunto porque Perséfone, a sabiendas y porque se había enamorado de Hades, ingiere semillas de granada y bajo el hechizo se ve obligada a regresar junto a su esposo, parte del año es la Reina del inframundo siendo la Diosa de la primavera en el mundo de los vivos. Es la que permite la renovación de la vida pero también es la guardiana de los secretos muertos. No hay mayor imagen para la contradicción, la antinomia. ¿Todas tenemos esa dualidad? ¿Lo vital, lo fructífero, la luz y, a la vez, la oscuridad, lo arcano en lo más profundo e invisible? Perséfone es doncella, mujer, esposa, Diosa, férrea, tanto que los griegos evitaban pronunciar su nombre. Bebo otro sorbo, retorno a mi transcurrir en esta casa, este espacio, la sierra con su retiro, reparar lo roto, modelar la esperanza, quitar las máscaras para Ser sin artilugios. Esta casa, elegida, soñada, donde guardo mis secretos y donde siento que reino, sin influencias. Afuera el sol lo entibia todo. Hay frutos en los árboles pero es Jacinta la que destaca bajo un cielo tan azul como el océano y la paz; verdor en los retazos de tierra cercados que promete frutos a futuro. Plenitud. Potencia. Vitalidad.  La vida misma haciendo gala de su poderío. Y los dolores que no cesan, los desencantos que golpean, las trampas que siguen estando y no se desarticulan. Es como cuando Perséfone regresa al inframundo luego de reinar en la primavera. Noto, en mí, que el desasosiego se disfraza de rabia. Asumo que a pesar de todo hay que aceptar, consensuar, perdonar, olvidar. Y es Ares el que arremete con toda su carga guerrera, me impele a una lucha, tantas veces por mí negada. Caminar, sentir la rabia como combustible que aviva el fuego que me rodea. La hiel se hace saliva amarga en la boca, persistir, persistir sin importar que desciendo, a veces, a mi propio infierno personal, batalla que es una cruzada sobre la fe que no existe, o al menos ya no es lo que era. Elpis, la única que quedó atrapada en el fondo de la caja de Pandora, me mira, me taladra, me mide, me sopesa....ríe, carcajada feroz, brutal, abarcadora, se ríe y mis lágrimas no son de redención, ni de condena, sólo lágrimas de aceptación y derrota...mecum omnem porto! Y me dejo cobijar por la naturaleza, por la inmensidad del lago, por el amor de los dos sabios de 4 patas que acompasan mi caminar. Mecum omnem porto y sostengo en el mundo de los vivos la poderosa fuerza de ser mujer, a pesar de que, en algún momento, también soy la que custodio los secretos muertos. Fémina que es también amazona, reina y vasalla, sabia y necia. Termino de beber el vino, miro la copa vacía, los días transcurren entre la paz y las batallas, las que a veces gano y a veces pierdo. Mi mente vuelve hacia Perséfone, luz y oscuridad, muerte y vida, frutos y esterilidad... Sirvo un poco más de vino en la copa y brindo en honor a ella.





Comentarios

  1. Se coló Perséfone con toda su dualidad. Será efecto de la copa de vino, o tal vez de esa manera que tienes de entender tu mundo, la existencia. El ciclo de la vida continua.

    pentimento

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    1. Mi querida Pentimento! Como dije en la entrada: Todo comienza con una reflexión. Y no es sólo "mi mundo", es "El mundo" el que se debate entre antinomias, contradicciones, dualidades y vamos dando de saco en saco, haciendo todo lo posible por "entender". Comprender es, también, completarse. Te abrazo, amiga, y te deseo felicidad. Gracias por pasar.

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